Por consejo de mi terapeuta empresarial doy un pequeño giro en el devenir caótico de las palabras anteriores que, de una forma muy estilizada venían a decir nada, para, de una forma todavía indeterminada, escribir otras que vengan a decir medianamente algo.
Comenzaré presentándome. Éste que firma no es más que otro ser perdido en la vorágine de un mundo que para mi gusto empieza a ir más rápido de lo deseado. Uno va avanzando en edad y contrariamente a lo que pensaba de niño, tengo ahora muchas más preguntas sin responder que en la propia infancia. Pero este blog no está destinado a proponer cuestiones vitales ni a dar respuestas trascendentales, simplemente intenta mostrar la cara menos visible de alguien como tú, o sea, yo. Una cara más sincera que la misma cara de uno, que cada vez es menos reflejo del alma, ya que a diario nos situamos delante de unos espejos imaginarios que son los demás y practicamos muecas y tratamos de poner nuestra mejor cara de póquer con algún tipo de finalidad ventajosa. Pues eso, aquí tenéis mi rostro, para ser visto con otros ojos, algo parecido a como los invidentes miran a alguien con las yemas de sus dedos.
Mi nombre es Eduardo, me gusta vivir, lo cual no quiere decir que sepa cómo hacerlo muchas veces. Me gano la vida haciendo y vendiendo helados en el sur de España, me gusta el rock, estampar letras sobre papel y la preciosa risa de mi pequeña Andrea. Eso es lo básico, lo demás, además de carecer de mucha importancia ya irá aflorando.
Si no vas mal de tiempo y no te importa perder un poco en este o aquel blog, te invito a que me conozcas un “pelín” y por supuesto estaré encantado de conocerte. Rellenemos el espacio en blanco que sigue a las preguntas con respuestas llenas de imaginación y vida.
Nos leemos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario