viernes, 9 de marzo de 2012
Mi T-800
Hoy he recibido mi nuevo "juguete", un abatidor de temperatura que me venía haciendo falta ya desde hace algún tiempo. Es ese tipo de necesidad medio superflua, es decir, no es algo que tenga que tener pero sí es una máquina que te facilita y te agiliza el trabajo de obrador en la heladería.
Este abatidor es, por decirlo de una forma bruta, un ultracongelador; un aparato que alcanza temperaturas muy bajas en muy poco tiempo. Y esto es así porque el helado (dependiendo de la formulación de cada cual) necesita para una óptima conservación en vitrina unos 15/16 grados bajo cero y cuando lo sacamos de la mantecadora éste no supera los -10ºC. Es en este momento cuando el producto necesita un "golpe" de frío y es aquí donde entra en escena nuestro amigo de hoy, ya que desde el momento en que la crema sale por la puerta de la mantecadora está aumentando su temperatura. Sin un abatidor, un helado recién sacado ya estaría por debajo de esos -10ºC y posteriormente se pasaría a un congelador o cámara frigorífica que a lo sumo nunca estará a menos de -20ºC. Durante el tiempo que le lleva a nuestro manjar alcanzar su temperatura ideal, éste está perdiendo propiedades que sin embargo con el uso de la nueva maquinaria se conservarán desde el primer momento. Estas propiedades o cualidades son principalmente la forma, la textura e incluso en última instancia el color de nuestro producto; no por nada el frío es el pilar básico que sostiene la arquitectura nubosa y etérea de un helado.
Aparte del uso anteriormente citado, esta maquinaria se puede utilizar en muchas otras suertes heladeras tales como la elaboración de tartas, bombones helados, polos o incluso pastelería tradicional, ¿por qué no? Como en muchos otros gremios, el límite lo pone la imaginación. Así que aquí estoy, loco de ganas por abatir por temperatura todo lo que pase por mis manos... ya sea un T-1000 de metal líquido que venga a acabar con el futuro líder de la resistencia humana contra las rebelión de las máquinas y esperando que la mía se quede en mi bando, claro está.
jueves, 8 de marzo de 2012
Me presento
Por consejo de mi terapeuta empresarial doy un pequeño giro en el devenir caótico de las palabras anteriores que, de una forma muy estilizada venían a decir nada, para, de una forma todavía indeterminada, escribir otras que vengan a decir medianamente algo.
Comenzaré presentándome. Éste que firma no es más que otro ser perdido en la vorágine de un mundo que para mi gusto empieza a ir más rápido de lo deseado. Uno va avanzando en edad y contrariamente a lo que pensaba de niño, tengo ahora muchas más preguntas sin responder que en la propia infancia. Pero este blog no está destinado a proponer cuestiones vitales ni a dar respuestas trascendentales, simplemente intenta mostrar la cara menos visible de alguien como tú, o sea, yo. Una cara más sincera que la misma cara de uno, que cada vez es menos reflejo del alma, ya que a diario nos situamos delante de unos espejos imaginarios que son los demás y practicamos muecas y tratamos de poner nuestra mejor cara de póquer con algún tipo de finalidad ventajosa. Pues eso, aquí tenéis mi rostro, para ser visto con otros ojos, algo parecido a como los invidentes miran a alguien con las yemas de sus dedos.
Mi nombre es Eduardo, me gusta vivir, lo cual no quiere decir que sepa cómo hacerlo muchas veces. Me gano la vida haciendo y vendiendo helados en el sur de España, me gusta el rock, estampar letras sobre papel y la preciosa risa de mi pequeña Andrea. Eso es lo básico, lo demás, además de carecer de mucha importancia ya irá aflorando.
Si no vas mal de tiempo y no te importa perder un poco en este o aquel blog, te invito a que me conozcas un “pelín” y por supuesto estaré encantado de conocerte. Rellenemos el espacio en blanco que sigue a las preguntas con respuestas llenas de imaginación y vida.
Nos leemos.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)